Extracto del libro «Árboles y Faros: Diez destellos para vivir en pareja»
«El ser humano siempre está comunicando de forma verbal o no verbal. Lo que se dice o no se dice, lo que se hace o no se hace, todo comunica.
Dos personas que se encuentran y comparten sus vidas están en permanente comunicación. Esta es la materia prima para construir relaciones y para reconstruir las dañadas. La comunicación lo impregna todo, lo es todo en una pareja.
Por tanto, es esencial que aprendas a comunicarte adecuadamente, sabiendo en todo momento que estamos hablando de arte. Efectivamente, comunicar es todo un arte, el arte de hablar y sobre todo de escuchar.
Existen multitud de métodos muy útiles y prácticos. Mi recomendación es que investigues y elijas el que más se adapte a ti. Sin embargo, mi principal interés es que sepas que se trata de un arte que no se puede empaquetar. Las obras de arte sí, pero la genialidad, la creatividad y la inspiración de donde surgieron, no.
No te pierdas siguiendo técnicas a pies juntillas, incluida la que yo te voy a mostrar a continuación. Quédate con la esencia de cada una, busca tu inspiración y crea tu propia obra.
Personalmente me siento muy identificado con la Comunicación No Violenta, también conocida como la Comunicación Pacífica o Empática, del psicólogo estadounidense Marshall Rosenberg.
Parte de una visión del ser humano compasiva, donde las personas de manera natural tienen el deseo de ayudar a otras a satisfacer sus necesidades.
Este modo de comunicación está basado en cuatro pasos que facilitan la expresión sin juicios, lo cual favorece el entendimiento y evita las reacciones negativas.
Cuando nos ceñimos a describir con objetividad los hechos que hemos observado (1º), a expresar cómo nos sentimos (2º), a manifestar cuales son nuestras necesidades básicas (3º), a pedir con claridad, concreción y sin exigencias lo que queremos para ser ayudados (4º), y todo ello lo hacemos hablando de nosotros mismos, sin mezclar juicios, críticas o valoraciones del otro, despertamos su empatía y deseo natural de ayudarnos.
Parece muy sencillo, pero no lo es. Y aunque tenga la etiqueta de método, va mucho más allá, pues como te he dicho se trata de arte.
Un arte que a toda pareja conviene cuidar y cultivar.
Un arte exigente, pues exigente es saber y querer escuchar antes que hablar. Querer com-prender al otro antes de querer ser comprendido. Escuchar empáticamente la perspectiva del otro y considerarla perfectamente válida porque la sostiene la persona que respetas. Escuchar sin interrumpir, atento a sentimientos y contenidos, sin dar consejos, sin querer dar soluciones a las primeras de cambio. Y cuando hables, hacerlo con eficacia, precisión, convicción, asertividad y honestidad. Sin retraerte un ápice de tu auténtica verdad.
La comunicación es el arte de apreciar las sutilezas de un leve gesto, de hablar con silencios, de escuchar como bullen y arden las emociones dentro de ti o de usar las palabras como paleta de colores.
La buena noticia es que eres el artista de tu propia vida.»