Extracto del libro «Árboles y Faros: Diez destellos para vivir en pareja»
«Ya sabes que vivir en pareja significa compartir, sin embargo, también debes saber que no todo se comparte, por ejemplo, la “mochila emocional” de cada uno.
Coloquialmente se denomina como “mochila emocional” al conjunto de creencias o ca-rencias resultado de nuestras vivencias personales. Incluyen aspectos de ti mismo que no te gustan o no aceptas (lo que usualmente llamamos “defectos personales”) y que evitas mostrar a los demás. También puede incluir aspectos de los que ni tan siquiera eres consciente. Sea cual sea el caso, condiciona y limita enormemente tu vida, hasta el punto de hacerte infeliz o hacer infelices a otros.
Todos llevamos una “mochila” cargada de miedos, frustraciones o heridas emocionales, cuyo contenido termina por aflorar en algún momento de la convivencia en pareja. No obstante, conviene hacer una interesante salvedad que ocurre durante la etapa del enamoramiento.
Durante esta etapa inicial, que algunos se¬ñalan puede durar hasta dos años, se produce un curioso fenómeno. Caemos en un estado donde no solo ocultamos nuestra “mochila”, sino que obviamos la del otro. Este proceso se invierte a medida que la etapa de enamoramiento va finalizando y da paso a la convivencia propiamente dicha.
Te pongo un sencillo ejemplo. Piensa en una persona que durante su infancia tuvo como referente a un padre celoso, por lo que termina repitiendo este mismo comportamiento. Iniciada una relación, durante la etapa de enamoramiento, posiblemente no reproducirá ningún comportamiento similar, y si alguno se le escapa, su enamorado se encargará de obviarlo o minimizarlo. A medida que la fase de enamoramiento finaliza, los comportamientos celosos afloran, generando conflictos de todo tipo.
Por tanto, es esencial que aprendas a ocuparte de ella como te explico a continuación.
En primer lugar, siendo muy consciente, por un lado, que está presente en ambos miembros de la pareja y, por otro lado, que es una importante fuente de conflictos. Tener esto claro te ayudará a estar alerta y a normalizar las situaciones que se creen.
En segundo lugar, manteniendo la actitud adecuada, tanto si aflora la tuya, como si te ves afectada por la del otro. Esta actitud se puede resumir en que cada uno se responsabilice de su propia “mochila emocional”.
Responsabilizarte significa que cuando aflore en ti, seas capaz de reconocerla e identificarla, evites echarla sobre tu pareja culpabilizándola y, si es preciso, te retires o crees un “tiempo fuera” hasta que recuperes tu equilibrio emocional. Esta actitud requiere de mucha presencia, autocontrol y motivación, sobre todo cuando te embargan emociones fuertes e intensas como la ira, la rabia, la furia o la traición.
Cuando aflore en el otro y te toque a ti “sufrirla”, mantener la actitud adecuada es aún más complejo. Por un lado, debes poner toda tu atención en no “contagiarte” y en proteger tu estado de felicidad para que, cuando tu pareja haya sido capaz de recuperar su equilibrio, puedas compartirla con ella. Por otro lado, debes confiar plenamente en que será capaz por si misma de recuperarlo, sin interferir en su proceso ni adoptar el papel de “salvador”.
Lamentablemente tu pareja suele malinter¬pretar esta actitud como egoísta o falta de interés, lo cual puede complicar aún más la situación que estés viviendo. Sin embargo, si en el momento adecuado le explicas los motivos de esta actitud y escuchas sus concretas necesidades (p.ej. te solicita que no te retires mucho tiempo), posiblemente termine por aceptarla positivamente.
Movilizando los recursos personales o buscando nuevos, si esto fuera necesario. Todo ello sin intervenir en el proceso del otro y sabiendo que, al vivir estas experiencias en pareja, “más profundas se hacen vuestras raíces y más se entrelazan vuestras copas”.
¡Qué mayor regalo y gesto de amor es con¬fiar de este modo en tu pareja y en ti mismo!»