Las crisis de pareja suelen ser también el detonante de una crisis personal. Un periodo donde el personaje que cada uno se ha creado y su vida personal, en general, se desmoronan.
Frente a esta situación, nos encontramos personas que la aprovechan para conocerse mejor, aprender de los errores, adquirir nuevas habilidades y soltar lastre, en definitiva, para madurar y su crecimiento personal.
Otras, sin embargo, redoblan esfuerzos con múltiples estrategias para evitar que ese desmoronamiento se produzca (culpabilizar al otro, victimizarse, mirar para otro lado, auto justificarse, reforzar patrones y formas de ser, buscar “refugios, atajos o entretenimientos”, etc…).
A veces, esas personas que deciden madurar consiguen generar cambios en su vida que tienen el efecto colateral de “salvar” la relación de pareja, al menos durante un tiempo. Sin embargo, otras veces, esta maduración tiene el efecto contrario, distanciar aún más a la pareja, bien porque uno “avanza” y el otro se queda “atrás”, o bien, porque terminan viviendo vidas paralelas. Todo lo cual, suele concluir con la ruptura final de la relación.
Nuestro consejo, si tu relación está en crisis y tu pareja está en este proceso de maduración personal, aprovecha la oportunidad y madura tu también, para cuidarte, cuidar a tu pareja y cuidar tu relación.