Generalmente se llega a este tipo de terapia como último recurso para conseguir que el otro cambie. Porque, verdaderamente, consideramos que la culpa y la solución de la crisis la tiene y depende del otro, respectivamente.
La esencia de la terapia de pareja es precisamente todo lo contrario. Consiste en poner el foco en uno mismo, aceptar la corresponsabilidad en todo conflicto, asumir la responsabilidad del propio cambio y confiar en que tu pareja hará un tanto de lo mismo y que conseguirá su propia auto transformación.
Y como muestra un extracto real de una terapia de pareja reciente.
Una persona, frustrada y decepcionada, demandaba a su pareja que la cuidara más, sobre todo con pequeños detalles. Esperaba que yo, a continuación, me dirigiera a la otra para que confirmara y reconociera que su demanda era cierta y justificada. Su sorpresa fue mayúscula cuando me sigo centrando en ella y le pregunto: “¿Tú te cuidas a ti misma? ¿Te concedes pequeños detalles?”.
La respuesta fue un contundente no y el resultado fue una transformación personal inmediata.
Exigimos a la pareja lo que no somos capaces de darnos a nosotros mismos.
La esencia de la terapia de pareja es, por un lado, descubrir esta incomoda y escurridiza verdad y, por otro lado, empezar a hacer lo contrario, para descubrir que, paradójica y sorprendentemente, cuando das y te das a ti misma lo que antes demandabas, ahora lo recibes de manera natural de tu pareja.
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