Leía el otro día una breve historia en la que un abuelo conversaba con su nieto y le decía que dentro de cada persona conviven dos lobos en disputa. Uno violento, agresivo y malévolo y otro, pacífico, compasivo y benévolo. El nieto le preguntó que cual de ellos vencía y el abuelo le respondió “el lobo que alimentas”.
Siempre y digo siempre, podemos elegir a que lobo alimentar. Alimentar nuestro lado compasivo, comprensivo y pacífico o alimentar nuestro lado rencoroso, culpabilizador y confrontador.
Sin duda, una gran oportunidad para elegir a que lobo alimentar es cuando se producen los conflictos de pareja, sobre todo si culminan con una ruptura.
Yo elijo y recomiendo siempre elegir el camino de la comunicación, el respeto y el entendimiento, aunque sea un camino que a veces ni se vea, otras muchas, sorprendentemente esté mal visto y muy a menudo, pueda convertirse en un camino cuesta arriba, pedregoso, árido, desolador y muy doloroso.
Y lo sé porque lo he recorrido personalmente y porque he acompañado a otros en este camino. Un camino que siempre tiene una salida, si somos capaces de tener paciencia, compromiso y humildad suficientes.
Y te voy a revelar un secreto que tal vez te motive a recorrerlo. En ese camino te puedes encontrar de cara con tu Felicidad.