Muchas veces en terapia de pareja escuchamos reproches por el tiempo que pasa el otro mirando el móvil o enganchado a esa interminable afición o serie de televisión.
Dichas actividades no son perjudiciales en sí mismas, pueden ser hasta beneficiosas. Todo es cuestión de equilibrio.
Todos necesitamos algún momento de desconexión del ajetreo y de las responsabilidades del día a día.
La clave es que la pareja aprenda a sincronizarse para encontrar momentos, cada día, para compartir. Si esto no se da, más en calidad que en cantidad, no es que la relación vaya mal y se vaya a romper, es que no existe.