Pues posiblemente que tu pareja tampoco lo hará, ni lo hará por ti y, la relación ira, más mal que bien.
Por supuesto no es una regla matemática, pero casi. Es muy habitual descubrir en parejas en crisis que quien no se siente querido ni cuidado, tampoco el mismo lo hace.
La persona que se encuentra en esta situación, por un lado, suele terminar no despertando la atracción ni admiración en el otro y, por otro lado, muy a menudo se generan patrones de dependencia y rechazo al buscar y exigir al otro ese cuidado y cariño.
En terapia de pareja intentamos sacar a la luz está dinámica e invitar a quien quiere “luchar” por la relación, se centre mejor en quererse y cuidarse a uno mismo.
Esta recomendación suele desconcertar y dar vértigo, pues parece que con ello estamos abandonando al otro y dando la puntilla a la relación. Sin embargo, cuando lo hecho hasta ahora no ha funcionado, bien vale probar caminos nuevos y desconocidos y ver qué pasa.
Nuestra experiencia es que cambian muchas cosas y siempre a mejor. Otro tema es en que se traduce, antes y después de recorrer este camino, la palabra “mejor”. Pero esa sería otra cuestión.